Parece que esta mañana se celebraba en La Moneda una fiesta nacional, que por supuesto nada tenía que ver con los llantos del fútbol de ayer, porque los aplausos que se escuchaban eran de alegría por el crecimiento de la economía chilena en 2,8%. Una marca mayor que en cierto modo se quiso dar a entender que era un galardón que se vinculaba al cambio del equipo económico de hace cinco días. Hasta la Presidente Michelle Bachelet celebró el repunte de la economía y del sueldo de Chile y dijo que las cifras «no tienen que ver con el gobierno que llegue (en marzo de 2018)». Luego le dio la bienvenida a los nuevos ministros en el Consejo de Gabinete, especialmente a los económicos Nicolás Eyzaguirre y Jorge Rodríguez, Hacienda y Economía, respectivamente.
Sin embargo, a decir verdad el mérito en ningún caso puede quedar registrado en la cuenta de los ministros nuevos e indirectamente se hizo un pequeño espacio para recordar a los ex ministros Rodrigo Valdés y Luis Felipe Céspedes, quienes fueron los que efectivamente realizaron la pega y bien hecha, pero el jueves tuvieran que abandonar corriendo el Palacio de la Moneda para no ser golpeados por las piedras de la corriente de los llamados «antineoliberalistas o medioambientalistas», lo que es otra cosa bien distinta.
Sin embargo hoy en la mañana los que sacaban pecho eran Eyzaguirre y Rodríguez Grossi junto a la Presidenta. Destacaban la aparición al fin de señales macizas o brotes verdes con el expandido Imacec de 2.8% que constituyó la mayor alza en 11 meses.
«Esperamos que (estas cifras) no sean una golondrina y se puedan ir consolidando», añadió la Jefa de Estado. “La idea es que, como dijo Eyzaguirre (sin mencionar a Valdés para nada), hace un par de semanas, que la economía iba a mejorar si o si y de a poco, y que no tiene que ver con el gobierno que llegue, sino que ahora están flotando aires para que la economía vaya mejorando».
Por su parte, Eyzaguirre añadió hoy apuradito que «tenemos las mejores condiciones económicas internacionales y locales previstas para 2018, ya con una nueva administración, quien antes de asumir calificó como una “mala pata” del gobierno saliente el no poder haber exhibido antes como propio este repunte.
Y Jorge Rodríguez Grossi acotó de pasadita: “hemos (con Eyzaguirre) llegado con una marraqueta bajo el brazo, 2,8% de crecimiento económico, así que es una buena noticia (…); es lo que queremos que se produzca en el país, un aumento en el optimismo, porque nos viene bien a todos”.
Ahora que las cosas van otra vez bien, todos son “generales”. Sin embargo el ex subsecretario de la cartera, Alejandro Micco, y el antecesor de Eyzaguirre, Rodrigo Valdés, habían anunciado en 2015 y 2016 que la economía mostraría “brotes verdes” y “señales primaverales”, aunque todo esto tardó en germinar.
Sin embargo, algunos analistas atribuyen este resultado más bien al mejoramiento del escenario externo que al interno, porque viene de la mano a una importante recuperación del precio del cobre, que ayer cerró a US$ 3,13 la libra, su mejor precio desde el 18 de septiembre de 2014 y que acumula un alza de 25% en el año y de 50% en 12 meses.
En todo caso el presidente del Banco Central, Mario Marcel, quiso dejar en claro o, mejor dicho poner las cosas en su debido lugar, al señalar que todo esto que veíamos hoy no se trataba de “un desierto florido”, porque «lo que estamos observando es que la economía está transitando por la senda que nosotros hemos previsto en junio pasado, pero esto no significa que vayamos a ver todos los meses cifras de actividad como la que acabamos de ver correspondientes a julio». Sus estimaciones siguen siendo un crecimiento del PIB para este año entre 1,25%-1,75%.
Tras escucharlo pudimos volver a pisar tierra nuevamente y nos dimos cuenta que la cordura había vuelto a su lugar.