En esta mesa de Don Camilo se originó la idea de escribir el libro «Mi 11 de septiembre»
Texto del editor del libro, el periodista Leonardo Cáceres (foto de la época, 1973)
Foto de Portada aparece la periodista Verónica Ahumada entrevistando al Presidente Salvador Allende momentos antes de su derrocamiento.
El próximo miércoles 6 de septiembre, a las 11:30 horas, se presentará un nuevo libro sobre el 11 de septiembre de 1973. Se trata de una serie de testimonios de 24 periodistas que vivieron ese día que marcó a fuego la historia de Chile.
La iniciativa partió de un grupo de periodistas que desde el año pasado se reúnen mensualmente en una tertulia autonominada como la “mesa de don Camilo” (por Camilo Henríquez, el padre del periodismo chileno).
De esta mesa partió la iniciativa de hacer un libro donde cada uno relatara lo que vivió el 11 de septiembre de 1973. Sucede que va pasando el tiempo, ya han transcurrido 44 años de ese día aciago, y aún hay aspectos que no se conocen, historias que no se han contado. A los integrantes de la mesa, casi todos mayores, nos preocupa recuperar la historia de nuestro país y no dejar que lo sucedido se olvide.
Cuando uno de los comensales, el periodista Sergio Campos, publicó en 2016 un libro con sus “memorias”, que incluía las peripecias que vivió el 11 de septiembre de 1973, tuvo una respuesta casi inmediata en otro de los miembros de la mesa, Erasmo López, quien pese a que se encontraba en ese momento en Europa en un viaje familiar, envió a todos un apresurado relato de su propia vivencia de ese día. Al siguiente encuentro conversamos sobre el tema y alguien sugirió que todos hiciéramos lo mismo. Así nació la idea del libro que se titula simplemente “Mi 11 de septiembre”.
En el prólogo, escrito por la Presidenta Michelle Bachelet, ella señala que este libro “conmueve, porque más allá de cualquier consideración partidista o ideológica, encontramos aquí la vivencia humana de chilenos y chilenas, muchos de ellos muy jóvenes, que nos cuentan qué hicieron ese día, sin dramatizar, sin adjetivar siquiera.
“Y son, sin embargo, testimonios dramáticos, en que aparece la sombra ominosa de nuestra democracia demolida hasta los cimientos, la violencia que se desataba sobre la patria, la afrenta, la traición y la cobardía; pero encontramos también la solidaridad elemental de los anónimos, el sentido del humor que nos rescata aún en los peores momentos, la música, la belleza incluso en medio de las lágrimas”.
La Presidenta (Foto antes y actual) concluye que “saber que nada ni nadie está olvidado, como nos demuestra este libro con sus recuerdos llenos de emoción y ternura, es reconfortante y nos ayuda a seguir en el camino de la verdad, la justicia y la reparación”.
Aunque los participantes de “la mesa de don Camilo” son sólo 14, se acordó que los testimonios se ampliaran a otras personas que también vivieron el Once. Así, incorporamos a mujeres periodistas a profesionales de diferentes regiones, y a otros que viven fuera de Chile.
Víctor Hugo de la Fuente, director en Chile de Le Monde Diplomatique, era en 1973 un muy joven militante del Partido Comunista Revolucionario; Verónica Ahumada estuvo hasta el fin en La Moneda, junto al Presidente Allende; el jefe de prensa de radio Corporación era Miguel Ángel San Martín, y otros periodistas cumplían la misma función en Radio Magallanes (Leonardo Cáceres); en radio Sargento Candelaria (Jorge Andrés Richards); en radio Nacional (Gladys Díaz). Así, al repasar los testimonios, se recoge una valiosa experiencia de profesionales de los medios de comunicación.
Por ejemplo, Verónica Ahumada testimonia que “el Presidente Allende se despidió de sus hijas, Isabel y Tati. A todas nos besó con gran cariño. A mí me dijo: “Tienes un papel muy importante, asignado ya en la historia de este país. Y tienes la obligación de salvarte”. Entendí que tenía la misión de contar lo sucedido”.
Miguel A. San Martín le sugirió al Presidente que un “numeroso” grupo de periodistas y técnicos que estaban en Radio Corporación podrían ir “a defender” La Moneda. La respuesta de Allende fue categórica: “Mire joven, ¿sabe usted cuántos caerían si hacemos un pasillo armado para que ustedes crucen la calle? Un sólo caído sería demasiado precio. No. Ustedes son jóvenes. Ahora deben ponerse a salvo, no sacrificarse ni dejarse avasallar. Ustedes deben contar al mundo lo que está sucediendo aquí”.
Otros vivían peripecias distintas. Gladys Díaz caminaba por el barrio Bellavista buscando un refugio cuya dirección había olvidado, hasta que llegó a una casa que le pareció conocida. “Tenía la bandera chilena izada. ¿No me estaría equivocando y era la casa de unos momios? Uno se arriesga cuando no tiene alternativa. Golpeé fuertemente y nada. Silencio total. Seguí golpeando, cada vez más fuerte. Busqué una piedra en la vereda e insistí. A los 15 minutos de este intento, que me parecieron horas, sentí pasos hacia la puerta y una voz que tendí a reconocer, preguntaba: “¿Quién es?”. “Yo, Gladys Díaz”. La puerta se abrió y me abracé con Patricio Manns, con quien hasta la víspera trabajábamos en la Radio Nacional, del MIR”.
Angélica Beas, ex esposa del periodista Carlos Jorquera, recuerda que en su casa, donde permaneció junto a su madre y sus dos hijas, “decidimos turnarnos para escuchar las noticias”. Mi madre “se la llevaba (a las niñas) al jardín trasero a jugar un rato, mientras yo escuchaba horrorizada y perpleja cada uno de los bandos militares que se emitían por la radio, verdaderos llamados al odio, llenos de ultimátum, que me recordaban las películas del nazismo. Oía esas voces, esos dictados marciales, con la incredulidad inocente de quien se resiste a aceptar que lo que hasta entonces parecía imposible se estaba convirtiendo en realidad, en nuestra realidad.
En algún momento de la mañana, Carlos (Jorquera) volvió a llamar. Con mucha serenidad me ratificó que acompañaría al Presidente hasta el final y me pidió hablar con las niñas. Quería despedirse. Cada minuto que pasaba se hacía más inminente la amenaza del bombardeo a La Moneda, y no tendría otra oportunidad de explicarles por qué había decidido quedarse junto a Allende. Hablaron y se despidieron. Ellas no hicieron preguntas después, como si en esa conversación de despedida hubieran entendido que su padre estaba donde tenía que estar”.
Así, cada testimonio contiene una parte de la verdad de ese día que marcó la vida de todos y de cada uno de los periodistas que escribieron su testimonio. Pero además, de todos los chilenos. Por eso, no hay que olvidar lo ocurrido.
Me parece una gran iniciativa. Un testimonio indispensable. Dónde será el lanzamiento?
Agradecer en grande estos testimonios de jóvenes periodistas chilenas y chilenos, por la justicia, la verdad y la reparación… Ya veré la forma de tener en mis manos dicho libro para leerlo. Desde Chillan, saludos
Cada publicación que en su esfuerzo nos permita mirar nuestra historia de mejor forma es un reconocimiento no tan solo a los autores,sino también de aquellos que hicieron la historia de nuestro país.Felictacionea.
Camprodon,Cataluña,Espana
¿Donde se podrá conseguir?
Se puede conseguir en la librería del Club de la República…Marcoleta 665 y proximamente en la Feria del Libro!