POR JESSIKA KROHNE 

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La rutina, el trabajo, los hijos y el día a día pueden deteriorar una relación de pareja. Muchas parejas acuden a mi consulta con el objetivo de reencantarse y de estar con la sensación de que han dejado de lado su matrimonio.

La pareja pasa por distintas etapas a lo largo de su ciclo vital donde las mayores crisis se pueden apreciar cuando una pareja tiene niños pequeños en edad preescolar. Ahí los mayores conflictos giran en torno a esos pequeños y los roles que cada uno debería cumplir con ellos. A eso se suma el estrés que implica esta etapa por enfermedades de los niños y muchas noches sin dormir.

Otras etapas importantes de una pareja son cuando uno de ellos cumple 40 o 50 años, ya que a esas edades aparecen muchas crisis personales y uno se cuestiona muchas cosas en la vida.

Por otro lado pueden aparecer crisis cuando los niños entran en la etapa de la adolescencia y estos empiezan a hacer su propia vida. Ahí es cuando la pareja nuevamente tiene más tiempo para estar de a dos y muchas veces ha perdido esa costumbre de realizar cosas en pareja.

Por último, una crisis importante es cuando los hijos se van de la casa, ya que ahí se vivencia el tan famoso nido vacío.

En fin, cuando una pareja acude a terapia con la sensación de estar viviendo vidas paralelas y sentir que no tiene nada en común, les cuento de la importancia y lo esencial que son los detalles y pequeños gestos en una relación.

El día tiene 1440 minutos. Por lo tanto, no es mucho destinar 10 de ellos para escribirle algo a la pareja, sorprenderla con una palabra o detalle especial o simplemente acariciarla.

Nunca hay que olvidar que el amor crece con el dialogo diario. Hay que conversar para saber lo que le sucede al otro cuál es su punto de vista. No hay que tener miedo a pelear. Pelear es parte de una relación, pero hay que usar palabras sin herir al otro. Una relación de pareja se deteriora fácilmente y eso es lo que se tiene que evitar.

     …….  PARAEJA YA RECONCILIADA …….

Una interesante pauta para lograr un dialogo en la pareja y no temerle a la discusión es la siguiente que yo les otorgo muchas veces ya en la primera sesión.

  • Peleen, no tengan miedo a enfrentar los problemas.
  • Los problemas se solucionan enfrentándolos.
  • Sean justos. No peleen para dañarse.
  • Manténganse en el tema. No se salgan de éste.
  • No saquen cosas del pasado.
  • No se insulten o digan sobrenombres hirientes.
  • No utilicen una tercera persona para justificarse.
  • Terminen una pelea. Eviten escapar. Eviten los “siempre” y los “nunca”.
  • Al generalizar se cierra el dialogo.
  • No peleen con ira.
  • Tómense de las manos para pelear.
  • Escuchen al otro, sin interrumpirlo y traten de ponerse en el lugar del otro.

Para empezar con este ejercicio y lograr un buen dialogo, les propongo a la pareja que dediquen tiempo para conversar de los siguientes temas y puedan intercambiar su opinión sin herirse o insultarse.

  1. ¿Qué momentos bonitos vivimos en nuestro pololeo? Recordémoslo y conversemos de ello.
  2. ¿Qué defectos descubriste en mi durante el pololeo?
  3. ¿Cuáles comenzaron a aparecer en la vida matrimonial?
  4. ¿Qué fue sucediendo con nuestro dialogo a medida que pasaba el tiempo?
  5. ¿Qué tiempo nos dedicábamos?
  6. ¿Qué actitud fuimos tomando frente a nuestro matrimonio?
  7. ¿Cómo eran nuestras discusiones?
  8. ¿Qué logramos solucionar y qué no?
  9. ¿Cómo consideramos nuestra vida sexual?
  10. ¿Qué nos falta y qué problema debemos superar aún en  ese aspecto?
  11. ¿Cómo comenzamos a herirnos y ofendernos?
  12. ¿Nos hemos perdonado de verdad?
  13. ¿Cómo vamos a enfrentar mejor nuestro futuro?

Es un ejercicio muy interesante y eficaz para aprender a dialogar y recordar tiempos pasados que muchas veces fueron mejores como la mayoría de las personas piensa.