REPORTAJE
Por Walter Krohne
La ola de corrupción expandida por los consorcios brasileños OAS y Odebrecht en América y Africa están dejando al descubierto una larga y complicada historia protagonizada por personajes que habiendo comenzado como «emprendedores» muy de abajo se percataron con el pasar del tiempo que había otras formas de llegar más rápidamente a la riqueza y al mismo tiempo poder influir directamente en la política y en la sociedad no solamente en Brasil sino también mundialmente.
El dinero en coimas o también llamadas «comisiones» no dejó de atraer a centenares de políticos o funcionarios públicos corruptos que también acompañaron en el enriquecimiento ilícito que fomentaron los cabecillas de la gran mafia de cuello y corbata.
El resultado más reciente es el encarcelamiento del ex presidente peruano Ollanta Humala junto a su esposa Nadine Heredia. Otro ex presidente de este país, prófugo de la justicia, que si intentera regresar a su país ingresaría derechito a la cárcel por corrupción, es Alejandro Toledo que vive en Stanford, California (EE UU). Contra él existe también una larga lista de acusaciones. Además en Perú están siendo investigados los ex presidentes Alberto Fujimori y Alan García
En Brasil son también varias decenas de personajes encarcelado por corrupción entre ellos el dueño del consorcio Odebrecht Marcelo Odebrecht. Sin ir más lejos hace un par de semanas fue condenado en primera instancia el ex presidente brasileño y candidato a la reeleccion en 2018 Luiz Lula da Silva, a nueve años y medio de cárcel y ya se le confiscaron una parte de sus bienes (Ver ediciones anteriores de Kradiario con el «buscador» en la portada).
Astrid Puentes, codirectora de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA) escribió que el caso Odebrecht es hasta la fecha el mayor escándalo de corrupción conocido, con pagos ilegales a funcionarios de gobiernos que irían de entre 800 y tres mil millones de dólares. La empresa constructora brasileña Odebrecht mantuvo durante décadas una “caja chica”, o “cuenta B”, para comprar políticos y funcionarios y conseguir multimillonarios contratos en infraestructura.
Bajo estas atractivas condiciones abrieron sus cuentas corrientes a los flujos de Odebrecht políticos de primera línea, e incluso gobernantes de la mayoría de las naciones latinoamericanas, del Caribe y algunos países africanos.
OAS Y Odebrecht
En todos estos casos emblemáticos de presuntos delitos de coimas y de lavado de dinero están detrás las dos grandes y poderosas mega empresas de Brasil, OAS y Odebrecht, ambas constructoras que pagaban coimas a políticos y empleados públicos y quienes recibieron este dinero sucio o ilegal son ahora acusados o procesados por el delito de lavado de activos.
Marcelo Odebrecht, cabeza brasileña de la constructora que lleva su apellido, nieto del fundador, fue condenado en el escándalo conocido como Lava Jato, que involucra a la estatal Petrobras a 19 años de prisión, tras ser acusado de pagar más de 30 millones de dólares en sobornos.
Odebrecht no sólo es una empresa constructora. Es un conglomerado para infraestructura, negocios inmobiliarios, petroquímicos y de transporte, entre otros. Es uno de los consorcios latinoamericanos más grandes en la construcción de grandes obraspúblicas, con presencia en 27 países y 4 continentes. Un gigante latinoamericano y mundial, cuyo crecimiento lo debe a múltiples nexos con la política.
El impacto del escándalo golpea severamente a la región latinoamericana y a sus habitantes porque ocurre, en un subcontinente de grandes contrastes y de infinitas desigualdades.
Un foco de corrupción que afectó directa o indirectamente al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, quien fue separada de su cargo en 2016, y salpicó al Partido de los Trabajadores (PT).
La corrupción incluye no sólo a presidentes sino también a parlamentarios, dirigentes de partidos políticos, ministros, directores de empresas y todo tipo de funcionarios públicos. En Brasil se han visto afectados no sólo Da Silva y Rousseff, sino también el actual presidente Michel Temer, quien con la ayuda del ex Presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, igualmente hoy en prisión por corrupto, logró el derrumbe de Dilma, a quien traicionó para quedarse él como primer Mandatario, haciendo valer su condición de vicepresidente.
El daño latinoamericano
A nivel regional aparecen igualmente contaminados, el ex presidente colombiano Alvaro Uribe Vélez, por unas concesiones viales que conducen hasta el actual presidente José Manuel Santos. En el mismo grupo aparecen el ex mandatario panameño Ricardo Martinelli (2009-2014) y los ex presidentes peruanos ya mencionados.
En este escándalo estarían involucrados personajes de unos doce países desde Angola en Africa hasta Estados Unidos. En Perú los pagos de la constructora comprometen a los ex gobiernos de Fujimori, Toledo, García y Humala, es decir a todos los últimos gobiernos y presidentes desde Fujimori que está en la cárcel hace varios años.
En Argentina, el abogado Gustavo Arriba, vinculado a la AFI, está implicado en este escándalo y se trata de esclarecer unas transferencias que le hizo a Leonardo Meirelles, la persona que utilizaba Odebrecht en el país transandino para pagar sus sobornos y que por esta actividad ha sido condenado en Brasil. El fiscal argentino ha pedido la imputación de Arriba y una serie de pruebas para investigar un posible soborno. Junto al imputado Arribas, dos publicistas fueron condenados en los primeros días de febrero a prisión en el caso Lava Jato en este país. La investigación conduce hasta el ex gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, por recepción de coimas para influir en licitaciones de gasoductos en 2008, como escribió en el diario chileno Clarín Paul Walder.
En Argentina se estima que entre 2007 y 2014, se entregaron unos 35 millones de dólares a lobistas, quienes a su vez entregarían los montos a funcionarios del gobierno; para beneficiarse de proyectos de infraestructura, en los que se calcula la empresa logró beneficios por más de 278 millones de dólares.os,
En México se está investigando a Odebrecht por los presuntos sobornos entregados, que ascienden a más de 10 millones de dólares. Los mismos según se sospecha, fueron entregados entre el 2010 y 2014 con la finalidad de que se les adjudicaran contratos públicos. Sospechoso aparece, entre otros personajes mexicanos el ex presidente, Felipe Calderón.
En Colombia entre los años 2009 y 2014 se presume pagó unos 11 millones de dólares para obtener contratos de obras públicas. Se estima se beneficiaron con unos 50 millones de dólares. Actualmente Colombia ha removido a Odebrecht de las obras en ejecución, y se encuentran sopesando soluciones al término de las obras inconclusas.
En República Dominicana entre 2001 y 2014 el monto asciende a unos 92 millones de dólares entregados a funcionarios y lobistas; por las mismas causas antes mencionadas.
En Ecuador, entre los años 2007 y 2016 se presume pagaron unos 33.5 millones de dólares a funcionarios del gobierno.
En Panamá entre 2010 y 2014, pagaron más de 59 millones de dólares en sobornos a funcionarios del gobierno, para obtener obras de infraestructura.
En el Perú, entre 2005 y 2014, pagaron unos 29 millones de dólares. En el caso del Perú, el presidente Alejandro Toledo se ha visto implicado como una de las personas más beneficiadas en el caso de recibir los sobornos. Actualmente la justicia peruana ha vetado la opción de Odebrecht de licitar nuevas obras en su país, debido al escándalo de corrupción. En el caso del ex presidente Humala, con dineros procedentes de Odebrecht habría financiado también sus propias campañas políticas en 2006 y 2011.
En Venezuela, entre 2006 y 2015 Odebrecht pagó más de 98 millones de dólares, a funcionarios e intermediarios. De toda la región latinoamericana, este es el monto más alto entregado por concepto de coimas por Odebrecht.
Fuera de la región, en los países africanos, también admitió la empresa haber entregado sobornos por unos 50 millones de dólares en Angola y unos 900,000 dólares en Mozambique
Chile en el escenario de la red
Chile, no aparece “aún” en las listas de esta corrupción regional masiva made in Brasil, pero tampoco se escapa de ella porque hay casos o sospechas de algunos casos que compromete a algunos políticos a través de la otra gran multinacional que es OAS, también de la construcción con actividades similares a Odebrecht repartidas por toda América Latina y algunos países africanos.
Esta empresa brasileña no sólo es investigada por corrupción, también ha sido sancionada a pagar elevadas multas por tráfico de personas. En 2015 la justicia de Brasil condenó a once años de cárcel a tres ejecutivos de OAS por lavado de dinero e integrar una organización criminal. El juez Sergio Moro, el mismo que condenó recientemente a Lula da Silva, señaló que la corrupción era una “política corporativa” de OAS.
OAS es un grupo empresarial brasileño fundado en Salvador de Bahía, estado de Bahía en diciembre de 1976., que tiene su central en Sao Paulo. Actúa en diversos países del mundo en el ramo de la ingeniería civil. Está formado por la Constructora OAS, que opera en la construcción civil y pesada, OAS Emprendimentos, que opera en el segmento del mercado inmobiliario y OAS Inversiones, que es responsable de inversiones en infraestructuras y concesiones de servicios públicos y privados. El Grupo presta servicios de Ingeniería y Construcción en 22 países de Sudamérica, Centroamérica, Caribe y en el continente africano. Tanto Odebrecht y OAS forman la tealaraña de la corrupción regional, como lo definió el diario «El Ciudadano».
OAS está presente en Chile desde la década pasada y en la actualidad forma parte del grupo que construirá el puente del Canal de Chacao. Pero su salto a las portadas de periódicos es por presuntos aportes a la campaña electoral de Michelle Bachelet en 2013. El caso salió a la luz por la revista Veja,de Brasil, y el Ministerio Público chileno ha abierto una investigación. En la primera semana de febrero el Fiscal Nacional, Jorge Abbott, junto a la fiscal Ximena Chong, que lleva el caso OAS, viajaron a Brasil para coordinar trabajos con el Fiscal General de ese país, Rodrigo Janot, señaló Walder en un informe especial.
Según el reportaje de Veja, “en noviembre de 2013, Lula (Da Silva) viajó a Santiago en un jet dispuesto por OAS, dio una charla pagada por OAS y se encontró con Michelle Bachelet. En el mes siguiente, un consorcio integrado por la empresa ganó una licitación en el país”. Aquel mismo año, revela la revista, una delegación de OAS y del Partido de los Trabajadores (PT) viajó a Chile para coordinar pagos a la campaña presidencial de Marco Enríquez-Ominami. Al dirigente del PRO se le investiga por el uso en su campaña de un jet facilitado por OAS.
En todo caso los informes de Transparencia Internacional y otras agencias destacan a Chile y Uruguay como las naciones sudamericanas con los más bajos estándares de corrupción.
El caso Lava Jato ha extendido sus tentáculos por toda América Latina. El llamado “autolavado” traducido al español, comenzó hace algunos años así como un simple “negocio de lavado de automóviles” en Brasil, pero mientras pasaba el tiempose fueron abriendo los tentáculos y la red de “carwash”, que se amplio con lavanderías y servicentros para abarcar a toda América Latina con casos de corrupción y enriquecimiento ilícito, haciendo tambalear a varios gobiernos.
La operación “lava jato” se hizo pública en marzo de 2014, pero se comenzó a investigar en 2008 cuando el empresario Hermes Magnus denunció que intentaron utilizar su empresa para lavar dinero proveniente de coimas pagadas por altos ejecutivos de la petrolera estatal Petrobras.
De acuerdo a cifras del Departamento de Justicia de Estados Unidos, solamente la empresa Odebrecht gastó más de $800 millones de dólares en sobornos en tres continentes.