Y como podía esperarse, lo que se trató de evitar hasta el último minuto, los cálculos de los «estrategas» de la Nueva Mayoría fallaron en la Cámara y el proyecto estrella de despenalización del aborto hizo sufrir este jueves al Gobierno de Michel Bachelet su más duro traspié en los casi cuatro años que lleva en La Moneda. La Presidenta esperaba convencida en Buenos Aires, donde se encuentra, que la iniciativa fuera despachada en el Congreso, pero en la votación de un inciso, el ya famoso 116 A, no se contó con los votos necesarios faltando uno solo (se requería un quórum calificado de 67 votos, pero se obtuvieron 66 en segunda votación).
Dos causas para este fracaso: el pareo radical y una abstención DC.
Los rostros de los ministros y las reuniones de último minuto en el Congreso evidenciaron las molestias profundas al interior del Gobierno y la Nueva Mayoría.
El exitismo excesivo de ayer, cuando el proyecto fue aprobado en el Senado, le jugó una muy mala pasada a los parlamentarios oficialistas, como también al equipo de La Moneda. Todos esperaban que este fuera el último trámite del tema aborto que comprendía, como clave, el no paso a una Comisión Mixta. Esto, debido a que la próxima semana es distrital y los parlamentarios estarán ocupados en sus respectivas regiones y ahora más que nunca por razones electorales. Pero este problema no termina en esta agenda distrital, sino que el problema más grave está en que el próximo 28 de agosto cambiará la presidencia del Tribunal Constitucional, al cual la derecha de Chile Vamos desea recurrir en caso de aprobarse definitivamente el controvertido proyecto como lo dejó ayer el Senado y lo peor es que quien asumiría como titular sería el ministro Iván Aróstica, un ex funcionario de la administración de Sebastián Piñera, hoy candidato presidencial de la derecha.
El DC Marcelo Chávez fue el voto clave que impidió, con su abstención, que el proyecto de aborto se aprobara en la Cámara, explicando más tarde el mismo que había “votado a conciencia» y que su postura era conocida hace tiempo en su partido.
Las críticas se orientaron también en contra de los diputados radicales que se parearon, especialmente contra José Pérez quien se pareó con Gustavo Hasbún (UDI). El voto de Pérez estaba considerado a favor en los cálculos del Gobierno y el propio gremialista había autorizado para que se levantara este «acuerdo de caballeros», sin embargo, pese a eso, no votó estando en la Sala. Más tarde el diputado UDI negó haber dado autorización para deshacer el pareo que tenía con el diputado Pérez, para la votación del proyecto y que se usa cuando un parlamentario le pide a otro que se reste de votar para poder ausentarse de la Cámara sin modificar los quórum.
Lo anterior, ante una serie de críticas que recayeron sobre el parlamentario oficialista, luego que la Nueva Mayoría lo cuestionara por respetar hasta el final el acuerdo que mantenía con el gremialista, pese a que su posición contribuyó -tal como lo hizo también Fernando Meza con René Manuel García (RN)- al duro revés que sufrió este jueves el Gobierno en el trámite de la iniciativa.
De hecho, el presidente de su propia tienda radical, Ernesto Velasco, rechazó “categóricamente que dos diputados del PR, bajo la figura del pareo, no hayan votado y no hayan estado comprometidos con un proyecto de esta naturaleza que nos representa fielmente como partido laico y centenario de luchas por la libertad de conciencia en nuestro país”.
La presidenta Michelle Bachelet, entregó una primera reacción desde Argentina, donde participa en la Cumbre del Mercosur señalando que «hay temas donde no es factible llegar a acuerdo, porque sencillamente hay una mirada o desde la ideología o desde la religión, que tienen puntos de vista que son diferentes, que son válidas, pero que son diferentes».
Acotó además en una clase magistral que dictó en la Universidad Torcuato di Tella, que se debe avanzar en tres temas, «económico, social y político, porque creo que para que no haya vuelta atrás en temas que son importantes y en la medida en que las sociedades han ido modernizándose y ampliándose, es que se pueda construir una base social fuerte» (ver nota separada).
Cuestionó seguidamente que «si se ven las encuestas, el 70% u 80% de los chilenos están a favor de la despenalización del aborto por tres causales, pero la oposición vota en contra». El paso de la iniciativa a comisión mixta significó un duro revés.