La columna del editor
Las actuales primarias parecen no interesarles a muchos o sólo a muy pocos, salvo a los candidatos y sus respectivos comandos, es decir a tres postulantes de la derecha (Chile Vamos) y dos del Frente Amplio. Esto es una consecuencia del deterioro paulatino de la política en Chile que no es tomada en serio ni por los potenciales electores ni por los mismos dirigentes políticos. Si horas antes de un acto cívico como el que tenemos por delante el domingo, el candidato de la Nueva Mayoría llama a no votar ¿qué podemos esperar entonces?
“El domingo duerman tranquilos, preparen bien el asado, vean el partido (Chile-Alemania) con los amigos, péguense después una buena siesta. El domingo no los voy a alentar (podría decir también: molestar) para que vayan a votar, para qué voy a ser tan falsete. Guárdense mejor para las otras”, declaró el candidato de una parte de la coalición gubernamental, pero que se las da de independiente, sin serlo para nada, porque el Partido Comunista, el PS, el Radical, el PPD y otros más chicos están desesperados por mantener el poder de La Moneda.
Para rematarla, la diputada Karol Cariola (la chica comunista como dijo la candidata DC Carolina Goic), que es la vocera del comando de Guillier , «explicó» que este mensaje radica en permitirle a otros un proceso limpio, sin intervención de aquellos que entregan su apoyo al senador. Ella habla como si el PC fuera un partido democrático y todos sabemos que históricamente no lo ha sido nunca. ¿Este es el equipo que desea llegar a la Presidencia y gobernar Chile?
Las palabras del candidato, ex lector de noticias de TVN, resultan inconcebibles porque salen de un parlamentario relativamente nuevo, cuya obligación y actitud deberían ser todo lo contrario, alentar y apoyar estos actos democráticos. Así con participación decidida y clara en las urnas de votación tendríamos una gran ayuda de las masas más populares para fortalecer la democracia, que debe ser perfeccionada de día en día como decía el socialdemócrata y ex canciller alemán Willy Brandt, claro que en este caso no estamos frente a un líder mundial ni a un pensador, sólo ante de un candidato presidencial nombrado a dedo.
Estas primarias, aparte del llamado «potente» de Guiller, tuvieron además una campaña bastante accidentada en la cual la mayoría de los candidatos no dio a conocer sus planes de ¿cómo? quieren levantar Chile, sino se dedicaron a pelear entre ellos llegando a extremos groseros como ocurrió en el último foro radial entre Piñera, Ossandon y Kast (leer y ver video en KRADIARIO). Tampoco fue más pacífico y menos confuso el debate del Frente Amplio entre Beatriz Sánchez y Alberto Mayol (también KRADIARIO), en que la primera quedó ante la opinión publica como «una simple copiadora» del programa del sociólogo, aunque para algunos observadores esta fue sólo una estrategia de última hora para expresar las reales diferencias programáticas entre ambos y no aparecer iguales de pensamientos como ocurrió durante gran parte de la campaña y de la franja electoral.
En todo caso el o la candidata que gane finalmente la elección presidencial debería ser alguien que desee, pueda y tenga las posibilidades y capacidades de resolver los problemas más urgente y reales que afectan directamente a los chilenos, con dramas que están concentrados siempre en los más necesitados o pobres. En otras palabras buscar «la felicidad» o acercarse lo que más se pueda a ella para los chilenos que desde siempre están sufriendo, y especialmente desde el famoso arcoíris histórico de la Concertación con promesas que nunca se cumplieron. Todos chilenos que no tienen posibilidades, a simple vista, de que sus vidas cambien. Conozcamos la pobreza real de este país, ya sea en los campamentos, en el centro de la capital, en el campo o en las caletas pesqueras. No les creamos siempre a las «maravillosas» estadísticas que se reciben de la OCDE u de otros organismos internacionales o las encuestas que nos mandan a veces datos y tendencias equivocadas sobre la base de una información ya manipulada que envían las instituciones manejadas políticamente y por políticos que lo único que les interesa es luchar por mantener el poder.
Pasaron cuatro años en que nos dimos vueltas y más vueltas para resolver problemas cruciales pero todo terminó en cero y perdimos estos cuatro años en la vida. Nada o muy poco de lo prometido se hizo: No hay nueva Constitución, no hay una claridad sobre lo que va a ocurrir con la educación, el CAE sigue aunque de otra forma, la corrupción se ha incrementado enormemente (pronto estaremos al nivel de Brasil), las empresas privadas hacen lo que se les da la real gana, el transporte sigue igual o peor y más encima hemos tenidos altibajos en el precio de nuestro comodity más seguro que es el cobre, sin avanzar en la creación de nuevas fuentes de producción para diversificar nuestros ingresos. Y si seguimos, tenemos varios capítulos por delante: La reforma tributaria terminó pareciéndose a un juguete para los más millonarios y el empresariado; la salud en Chile es francamente desastrosa y lo peor que le pueda pasar a una persona es caer en un hospital público; los ricos no tienen problemas porque van a las clínicas del barrio alto con aranceles justamente para ricos en un país pobre; es aquí donde se palpa la desigualdad chilena. Los jubilados se mueren de hambre, pero nadie se preocupa, menos los de la Gendarmería, las FF AA y Carabineros, y los políticos que tienen jubilaciones mejores que los «yanquis».
Nada de nada, puras promesas politiqueras de bajo nivel, con funcionarios irresponsables que luego como premio han sido promovidos, por amistad de los altos mandos, a cargos más importantes y todavía vitalicios. Para que hablar de los partidos políticos -que son la base de una democracia- la mayoría involucrados en actos de corrupción o en negocios inmobiliarios o de otro tipo no bien aclarados. Los casos SQM y Caval han sido escándalos terribles y profundos. La ideología ya no existe, ha quedado escondida en las páginas de la historia, ya no es válida. Lo que vale hoy es como usufructuar de las escasas riquezas del Estado o como vincularse al negocio neoliberal, de cualquier forma, para poder vivir diferente a los vecinos o a los otros chilenos pobres. ¿Por qué aumentaron en más de 50 el número de parlamentarios ? ¿los necesita realmente Chile?
Así hoy, en pleno siglo XXI, un chileno que gana $300.000 (US$451) o menos y que para llegar a su trabajo en la Vega Central debe cruzar todo Santiago y tarda a veces hasta dos y tres horas de vida diariamente. Es decir, con otras palabras, cada día debe vivir una parte de su existencia a bordo de un bus pagando en el transporte público casi la mitad o más de su ingreso. De esto se deriva la evasión tan criticada.
Mientras altos oficiales de Carabineros vivían como príncipes con viajes y casa de lujo, yates y automóviles sofisticados, el «paco raso» ha tenido que seguir pateando las calles y apresar a los narcos, que van peligrosamente en aumento, para poder mantener a su familia en una forma lo menos miserable posible. Son los chilenos de primera, segunda y tercera clase. Todas las semanas se descubren irregularidades financieras de todos los tipos y en todos los niveles en Chile, pero los responsables, lo que están en los mandos no renuncian, no están dispuestos a perder las franquicias e ingresos que tienen. Lo malo de todo esto es que el país no aprende ni se corrige nunca.
El candidato de la derecha con mayores posibilidades de triunfo es Sebastián Piñera, pero en su campaña tampoco ha dado luces de cómo se puede mejorar el Chile de hoy. Ha aparecido como un candidato «más de lo mismo» con ideas «trasnochadas» quedándose en el 2010 sin ubicarse en el 2018. El 2011 fue quien colocó como Presidente la primera piedra del puente Cau Cau en Valdivia, ahora, ante el fracaso de la obra pide disculpas responsabilizando de este gran fiasco a la administración Bachelet. “Por supuesto que me excuso y lo lamento», dijo pero ¿de qué les sirve esto a los valdivianos?
Piñera dijo luego que Bachelet «es uno de los gobiernos que más daño le ha hecho a La Araucanía», pero yo pregunto ¿de qué daño está hablando si la actual Administración no ha hecho absolutamente nada en esa Región de Chile y sólo se ha limitado a pedir perdón como él pide ahora perdón por el puente Cau Cau?.
Pero de ¿qué estamos hablando?… retórica mala, mala, porque con pedir perdón no resolvemos nada ¡Pobre Chile y los chilenos más humildes!