Observadores internacionales señalan que la destrucción de la histórica mezquita de Al Nuri y su minarete por integrantes del mismo Estado Islámico (EI o ISIS por sus sigla en inglés), ocurrido el 21 de junio (leer en KRADIARIO)  representa una clara señal de derrota  de parte de los islamistas fanáticos en la ciudad iraquí de Mosul y que en otras palabras significaría también el derrumbe completo del califato que fue proclamado el 29 de junio de 2014.

Hace un par de semanas se anunció en Moscú también la muerte del califa Abu Bakr el Bagdadi, información que, sin embargo, nunca fue oficialmente confirmada. En todo caso la mezquita destruida tenía un importante valor histórico-político porque fue allí donde el califa pronunció su único discurso al crear el Estado Islámico en 2014.

Igualmente otros miembros prominentes del EI han ido muriendo como consecuencia de los bombardeos  aliados selectivos.

Según las fuerzas militares iraquíes hoy temprano quedaban pocas horas para lograr la destrucción total del Estado Islámico. Desde ya el espacio dejado por la destrucción de la mezquita fue ocupado por militares iraquíes. Así se podría decir que el califato del EI duró exactamente tres años.

Pero esta historia dramática y criminal no parece haber terminado, ya que el destino del EI apunta  a su transformación en guerrilla para quedar finalmente como una agrupación terrorista en Irak al estilo de Al Qaeda, con objetivos a largo plazo. El califato reunió en su corta historia a combatientes de 87 países. Está por verse, entonces, si éste sobrevive o no y de qué manera, y si será capaz de continuar seduciendo en el ciberespacio como ha sido la actividad hasta ahora.

El cambio empezó a ser evidente desde que, el 21 de mayo del 2015, en vísperas del Ramadán, el portavoz oficial, Abu Mohamed al Adnani, llamaba a los voluntarios extranjeros a cometer atentados en sus propios países.

El llamamiento al terroriusmo en Occidente  sigue vigente. Canales de apoyo al EI siguen animando a los lobos solitarios a cometer nuevos atentados en Estados Unidos, Australia, Canadá, Europa y Rusia, según informa el observatorio SITE (Grupo de Inteligencia que observa la amenaza yihadista).

El carácter declaradamente suní del califato era la justificación religiosa e ideológica en su guerra contra el régimen chií de Bagdad y en su ambiciosa expansión por una Siria gobernada por la secta chií de los alauíes, a la que sin embargo hicieron frente no las tropas de Damasco sino las muy diversas milicias de oposición, asimismo suníes. La agenda religiosa fue en aumento en Siria, mientras que en Irak, donde el conflicto suníes-chiíes ya era muy marcado, el propio ejército de Bagdad y las milicias chiíes armadas y apoyadas por Irán exhiben credenciales sectarias que van más allá de la lucha contra el yihadismo.

Ahora no son los yihadistas sino las milicias chiíes apoyadas por Irán las que se expanden por Irak y Siria reclamando territorios perdidos en la guerra de Estados Unidos contra Irak, cuando gobernaba en Washington el Presidente GeorgeBush Jr. con decisiones controvertidas y en gran parte equivocadas, muy similares a la de actual Donald Trump.

Las fuerzas iraquíes anunciaron este  jueves haber retomado la emblemática mezquita de Mosul donde el jefe del grupo Estado Islámico (EI), Abu Bakr al Baghdadi, efectuó su única aparición pública y proclamó su «califato» en julio de 2014.

El anuncio de la retoma de la emblemática mezquita de Mosul, fue hecha por fuerzas militares iraquíes, aunque  un comandante de las fuerzas especiales matizó que la mezquita Al Nuri  no había sido aún totalmente reconquistada, aunque estaba a punto de serlo.

«Las fuerzas del contraterrorismo tomaron el control de la mezquita Al Nuri y (del minarete) Hadba», se indicó en un comunicado.

Sin embargo el general Abdulwahab al Saadi precisó que las fuerzas estaban a punto de reconquistar la mezquita, pero que se hallaban aún a una distancia de 20 metros. Mosul cayó en manos del EI en 2014.