El excanciller alemán durante 16 años Helmut Kohl murió la última semana dejando una familia desarticulada y llena de problemas y malas relaciones, lo que se interpreta como un final poco feliz o el lado oscuro frente a su claridad intelectual del influyente político.
Walter, uno de sus hijos llegó el viernes pasado a la casa familiar en Oggerheim (oeste de Alemania) pero fue impedido ingresar a ella por un policía vigilante, quien le indicó que él tenía prohibido el ingreso, como lo confirmó la agencia efe en un reportaje publicado sobre el fallecido político (en la foto de portada Walter habla con el policía que le impidió ingresar a la casa familiar).
El semanario «Der Spiegel», entretanto informó esta semana que la viuda Maike Kohl-Richter (segunda esposa de Kohl), había intentado que la canciller alemana, Angela Merkel, no hablara en las ceremonias fúnebres organizadas el próximo 1 de julio en honor del político en el Parlamento Europeo de Estrasburgo y en la localidad alemana de Espira, donde será enterrado.
La respuesta del portavoz del Gobierno, Steffen Seibert fue que «no puedo hablar por la familia del fallecido, pero puedo decir que la canciller tendrá un papel activo en Estrasburgo y que los otros intervinientes de la lista muestran la relevancia del excanciller en la política europea e internacional».
En el acto organizado en la Eurocámara intervendrán, junto a Merkel, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el expresidente de EEUU, Bill Clinton. «Sobre las conversaciones entre la viuda y las instituciones alemanas y europeas implicadas no puedo ofrecer ninguna información», reiteró Seibert.
Maike Kohl-Richter, 34 años más joven que el excanciller, fue el principal apoyo de Helmut Kohl en sus últimos años, a pesar que tras la boda en 2008, las relaciones del político con sus dos hijos, Walter y Peter Kohl, de 53 y 51 años, se hicieron imposibles, rompiéndose definitivamente en 2011.
Los dos hijos han acusado reiterada y públicamente a Richter de manipuladora y de haberles separado de su padre y Walter, que acudió el viernes a la casa familiar tras hacerse pública la muerte, aseguró ante un grupo de periodistas presentes que se había enterado a través de la radio. Walter al llegar a la casa en Oggerheim el viernes de la semana pasada, el abogado de la viuda, Stephan Holthoff-Pförtner, lo acusó de haber ignorado un acuerdo de la familia para planear la participación de ella en los actos organizados para despedir al excanciller.
El otro hijo, Peter Kohl había dejado ya al descubierto las desventuras familiares en un libro que publicó en 2002, un año después del suicidio de su madre, Hannelore Kohl.
Hannelore fue hallada muerta el 5 de julio de 2001 en su casa de Oggersheim, de donde llevaba quince meses sin salir más que al caer la noche por culpa de una alergia a la luz, tras una vida consagrada al papel de abnegada esposa del hombre de Estado.
Había estado casada con Helmut Kohl cuarenta años y el excanciller se hallaba concentrado entonces en defender su integridad, manchada por el escándalo de financiación irregular de su partido que estalló justo después de perder el poder tras dieciséis años en la cancillería (1982-1998).
Desde que el canciller muriera el pasado viernes, los medios alemanes han vuelto a bucear en las miserias de la familia, recordando por ejemplo que fue la jefa de gabinete del excanciller quien informó a Walter por teléfono de que su madre había muerto.
Pocos años después se hizo pública la relación de Kohl y Maike, que se encargó de atender al político, en silla de ruedas desde que sufrió una grave caída en 2008, y de gestionar su agenda de encuentros, tanto públicos como privados.