La columna del periodista Fernández
La educación gratuita y de calidad existe… pero no nos habíamos dado cuenta, según la candidata a diputada Loreto Letelier.
Estudiar gratis y con calidad fue una de las banderas de los jóvenes secundarios y universitarios que se tomaron las calles hace seis años, bajo el gobierno de Sebastián Piñera. Los sectores conservadores se opusieron, por supuesto, porque no es justo –dijeron- que los hijos de los ricos dejen de pagar por la enseñanza que reciben en los colegios y universidades.
-La educación es un bien de consumo –sentenció en ese momento el Presidente Piñera. Y los bienes de consumo, como los refrigeradores, la mantequilla o una botella de vino, tienen su precio en función de su calidad.
A diferencia de las posturas conservadoras, los partidos progrsistas hicieron suya “la voz de la calle” en ese año 2011 y se comprometieron a instaurar la gratuidad y la calidad en la educación durante un segundo gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet. Ese gobierno está llegando a su fin y el compromiso se cumplió a medias, en favor de los estudiantes con menores recursos económicos.
Sin embargo todos estábamos equivocados:
Estaba equivocada la derecha que se opone a terminar con la educación pagada y estaba equivocada la izquierda que promete gratuidad universal en colegios y universidades… algún día. El error de unos y otros quedó al descubierto gracias a la aguda inteligencia de la candidata Letelier, de la Unión Demócrata Independiente (UDI).
“La educación gratuita y de calidad ya existe. Está en la internet”, anunció Loreto a través de su cuenta de instagram. Tan sorprendente hallazgo la llevó a incorporar su tesis como parte de su campaña para llegar al Parlamento en representación del distrito 13, que abarca seis comunas populares del sur de Santiago: San Miguel, El Bosque, San Ramón, La Cisterna, Lo Espejo y Pedro Aguirre Cerda.
Y no sólo incluyó la frase en sus afiches propagandísticos, sino que profundizó su argumentación en la red informática, para que el asunto quede bien claro y nadie se confunda:
“Siento que hoy, nos estamos ahogando en un vaso de agua al hablar de educación gratuita y de calidad como un sueño inalcanzable”, porque . “toda la información del mundo está en la internet”, afirmó.
La abogada de 35 años, que hace ocho meses postuló sin éxito a la alcaldía de El Bosque, sostiene que “no hay ningún contenido, libro, ensayo, estudio, idioma, que no podamos encontrar en la web. Esto no es un sueño, es la realidad de hoy. El Estado debe fomentar los cursos On Line
y masificar el acceso a la educación gratuita y de calidad a través de la internet”, insistió con toda seriedad y profunda convicción.
Cuando algunos escépticos se burlaron de la candidata y dijeron que pretende quitarle el puesto al diputado Gustavo Hasbún, -el mismo que vaticinó el fin de la Teletón si se aprueba el aborto-, ella volvió a su cuenta de Instagram para defender su descubrimiento:
“Me siento como los hermanos Wright cuando inventaron el aeroplano, como Colón cuando dijo que el mundo era redondo o como Edison cuando inventó la ampolleta. Incomprendida…, tal como ellos…, porque lo nuevo y diferente asusta y genera rechazo”, dijo la candidata.
A partir de esta tesis podríamos titularnos de abogados, estudiando Derecho a través de Google. Sólo que las leyes no son las mismas en los diferentes países y en las distintas culturas. Podríamos estudiar Medicina en Wikipedia y distribuir recetas por Facebook. ¿Y por qué no embarcarnos en el conocimiento de las estrategias militares por si algún vecino tiene intenciones bélicas?
Después de todo, la internet nació hace casi medio siglo como un recurso tecnológico de los militares en Estados Unidos, para intercambiar información secreta en tiempos de la “Guerra Fría” con la Unión Soviética. Ellos nunca imaginaron que una candidata a diputada, acá en Chile, iba a poner esta herramienta al servicio de la educación.
Sólo que la internet, si usted lo piensa bien, no es gratis y hay que pagarla cada mes junto con el agua, la luz y otros servicios y bienes de consumo.