Por Daniel Lillo Cuadra (*)
Conocí personalmente a Pablo Andueza Guzmán cuando llegaba en 1990 a visitar a su padre, Don Juan Andueza Silva, el primer Intendente de la V Región de Valparaíso, nombrado por el Presidente don Patricio Aylwin, tras la recuperación de la Democracia, luego de 17 años de Dictadura Militar-Neo Liberal, y en cuyo primer año de gestión colaboré como Jefe de Prensa. Ahí se inició una relación de amistad y de respeto mutuo.
Anteriormente supe de su trayectoria como Presidente de la FEUC (1985) y combativo dirigente estudiantil y luego como un promisorio líder de la Juventud Demócrata Cristiana. Brilló como abogado y como defensor del patrimonio de Valparaíso, entre ellos la transformación de la ex Cárcel en un gran Parque Cultural y la defensa del borde costero, amenazado por construcciones ajenas a la actividad marítimo-portuaria, como el proyectado Mall Barón.
Mucho me alegré cuando en Marzo del 2014 el ex Director Nacional de Aduanas, también abogado porteño, Gonzalo Pereira Puchy, le nombró Subdirector Jurídico del Servicio Nacional de Aduana, donde destacó no solo por sus conocimientos y experiencia legal, sino también por su calidad humana y su política de puertas abiertas con los funcionarios aduaneros. Las veces que le visité en su oficina del tercer piso del edificio de Plaza Sotomayor, siempre me recibía con una sonrisa y un abrazo y pronto el tema aduanero derivaba a anécdotas familiares, especialmente del especial humor de su padre.
Cuando el Gobierno pidió la renuncia a Gonzalo Pereira, Pablo Andueza renunció voluntariamente poco después en solidaridad con su colega, que le había llamado a colaborar en esa importante función aduanera de Subdirector Jurídico, correspondiéndole en diversas oportunidades subrogar con acierto al Director Nacional.
Hace algunos años pudo ser el candidato de la Democracia Cristiana a la alcaldía de Valparaíso, pero otros oscuros dirigentes se impusieron y entonces un consecuente Pablo Andueza renunció al partido político de toda su vida y de sus padres y hermanos.
El destino sin embargo lo golpeó repetidamente, la trágica muerte de Gloria, su primera cónyuge, la muerte de su padre, don Juan Andueza y en 1976, la muerte de su hermano mayor Juan Sebastián, promisorio escritor, seguramente influyeron en que su enorme corazón fallara el 28 de Mayo del 2017, cuando se encontraba paseando con su familia en Quintay, el balneario ex caleta ballenera de la Quinta Región.
Le sobreviven su madre, la distinguida dama viñamarina, doña Carmen Guzmán y sus hijas Angélica y Angela y sus hermanas y hermanos.
(*) Periodista