El Partido Comunista ha intentado en los últimos días desligarse completamente del ex Frente Patriótico Manuel Rodrigúez (su brazo armado hasta 1987) y de su tenebrosa historia. Así, uno de sus altos dirigentes, como el diputado   Lautaro Carmona  declaró que “nunca el PC justificó el asesinato de Jaime Guzmán, palabras que están vinculadas a lo dicho antes, este lunes,  por el presidente comunista Guillermo Teiller: “La muerte del  senador fue un daño colateral».

 «Jamás bajo ninguna condición el PC ha validado o le ha dado algún consentimiento a una acción que, por más móviles políticos que haya tenido, no tiene ninguna justificación. Y se tiene que asumir las consecuencias desde el punto de vista judicial», sostuvo en entrevista con Tele13 radio.

El Ministro encargado de este caso,  Mario Carroza, por su parte, dijo que “haremos todas las gestiones para traer a Chile (extraditar) al  «Comandante Emilio», lo que justificó el PC al señalar que «desde ese punto de vista los trámites policiales y judiciales tienen que actuar como corresponde, en un tema que por lo demás, entiendo es de extrema sensibilidad para la familia», aseveró.”.

Según información recogida de la prensa mexicana, a la banda internacional en la que la Procuraduría General de Guanajuato involucra a Raúl Escobar Poblete se le atribuyen por lo menos ocho secuestros en 10 años. Antes de la última víctima -de la que solo se ha hecho público su origen franco-americano-, en todos los casos este grupo había logrado el objetivo con éxito, según consigna una publicación del diario «El Sol de México» reproducidas por El Mercurio en Chile.

 Cifras millonarias y en moneda extranjera, preferentemente dólares, se cobraban por cada rescate, en el que el envío de fotografías de los secuestrados era clave durante la negociación, para ejercer presión psicológica a sus cercanos. Era común que mientras transaban la liberación, ya tenían en la mira a la siguiente víctima, se indica en la misma información consignada por «El Mercurio».

Raúl Escobar llegó a la ciudad de San Miguel de Allende, en el estado de Guanajuato, acompañado por Marcela Mardones, su pareja en ese entonces, con quien tiene una hija. Su verdadero nombre solo se hizo público luego de la detención. Para todos, fue siempre Ramón Guerra Valencia, un hombre que se dedicaba a arreglar casas para luego venderlas, que vivía en la calle Agua, en la colonia Arcos. «Ramón» fue detenido el 1 de junio acusado del secuestro de una mujer extranjera, por la que pedían una alta suma de dinero. Según antecedentes de la indagatoria, Escobar portaba dos cartas dirigidas al esposo de la víctima que permanecía en cautiverio desde el 27 de marzo.

La verdadera identidad del Comandante Emilio se estableció después que estas fueron enviadas a Chile como también su ADN en una gestión realizada a través de la Interpol. Hoy se sabe que que las dos personas más buscadas en 190 países estaban dilinquiendo en México

Respecto de una posible extradición a Chile, el abogado mexicano del Comandante Emilio , José Luis Vargas,  sostuvo que «no sabemos qué puede pasar durante la investigación». En paralelo a las diligencias encargadas por la justicia mexicana, la Procuraduría solicitó, además, la colaboración ciudadana para identificar y capturar a otro de los integrantes de este grupo, de quien se tiene su descripción física y un retrato hablado. Además, se pudo obtener un video en el que aparece otro presunto miembro de la banda bajando de un taxi con documentos en sus manos. A esta organización se le atribuyen secuestros en Querétaro y Ciudad de México. Según se ha informado a través de publicaciones de ese país, fuentes federales indicarían que el grupo podría estar vinculado a secuestros de autoridades locales o familiares de estas. Es así como existiría una presunta vinculación entre los autores del ilícito cometido en contra de la extranjera en San Miguel de Allende, con los secuestros del ex senador Diego Fernández de Cevallos y Mónica Jurado Maycotte, ex nuera del ex Presidente Vicente Fox, según afirma el diario mexicano «El Universal», como reposujo El Mercurio en Chile.