El ex primer ministro socialista Manuel Valls dijo que deseaba ser candidato a las legislativas bajo la etiqueta “República en Marcha”, el movimiento del electo presidente Emmanuel Macron. “Voy a ser candidato de la mayoría presidencial y me inscribo en este movimiento“, afirmó Valls en una entrevista televisada. Sin embargo, hizo esta declaración sin consulta previa al presidente electo, quien debe decidir los nombres al final de cuentas.
El político de origen catalán ha afirmado que ”el partido socialista está muerto, pero no sus valores”. Valls dice no tener miedo a ser expulsado del partido: “El PS excluirá a un ex primer ministro que siempre fue leal? Sin nunca haber excluido o puesto en cuestión a los que votaron en contra de las leyes de finanzas o prepararon mociones de censura?”.
Refiriéndose al Partido Socialista, señaló que “no tiene sentido” que en una misma formación convivan los que apoyan la que ha sido la mayoría gubernamental con otros que se decantan por unirse al líder de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon, y con otros que “no saben dónde están”.
Valls precisó que, pese a su anuncio de presentarse a las legislativas con el partido de Macron, no había tenido contactos con él. En una primera reacción, el portavoz del presidente electo, Christophe Castaner señaló en otra entrevista a la emisora “France Info” que el hecho de que “progresistas de la importancia de Manuel Valls quieran unirse a nosotros es una buena noticia”.
La tarea de Macron
El presidente electo debe seleccionar a los 577 candidatos que su partido, ¡La República en Marcha!, presentará en las elecciones de junio. Esta es una tarea en la que puede jugarse en gran medida el éxito o el fracaso de su presidencia. A Macron, por encabezar un movimiento completamente nuevo, le faltan nombres y se muestra abierto a reclutar candidatos ajenos a su partido.
«Los viejos partidos están muriendo o están muertos», subrayó Valls en una entrevista en la radio francesa. Valls afirmó que coincide con «la mayor parte» del programa electoral del vencedor del domingo y que «hoy lo esencial es dar una mayoría amplia y coherente a Emmanuel Macron para que pueda gobernar». En cuanto al PS, explicó que había sido su historia, pero «este Partido Socialista está muerto» y «debe superarse».
Este proceso de búsqueda de candidatos podría facilitar la elección de otros socialistas de cara a las legislativas ya que quienes habían dado su apoyo a la candidatura presidencial de Macron estaban pendientes de su líder natural, Valls. El Partido Socialista presentará hoy martes su lista de candidatos y eso aclarará algunas cosas. Quienes queden fuera pueden decidir, romper su viejo carné y afiliarse a ¡En Marcha!, una de las condiciones que les impone Macron.
Mientras, los otros representantes de eso que llaman vieja política ya afilan sus dientes. Son diputados desde hace años, algunos desde hace décadas, y que conocen perfectamente su circunscripción y sus electores. Se sienten con ventaja frente a los novatos de ¡La República en Marcha! Macron prometió que la mitad de sus candidatos serían mujeres y que más o menos la mitad procederían de la sociedad civil, es decir, de ámbitos ajenos a la política. Por el momento, los números no están.
Ayer decidió que alcaldes, concejales y consejeros regionales podían considerarse «sociedad civil». «La condición es que no se hayan presentado nunca a unas elecciones legislativas y, evidentemente, que su historial judicial esté limpio», explicó Jean-Paul Delevoye, presidente de la comisión de investiduras del partido.
Macron dimitió ayer como presidente de su movimiento (el presidente de la República no puede dirigir un partido) y cedió su puesto de forma interina a Cathérine Barbaroux, una mujer de 68 años, hija de exiliados españoles, que ha trabajado durante años en el sector del microcrédito. Las riendas siguieron en manos de Richard Ferrand, el secretario general, quien prometió que el jueves estaría terminada la lista electoral.
Macron tiene ante sí una tarea aún más complicada que las listas de candidatos a las legislativas: debe elegir un primer ministro y un gobierno. Pero para eso dispone de tiempo hasta el lunes, cuando ocupe ya su despacho en el palacio del Elíseo.